Desde el primer minuto las acciones fueron muy disputadas y los trujillanos nunca se replegaron, por el contrario mostraron un juego inteligente y de la mano de Marco Arce y el “condor” Pereda generaron jugadas de gol que no pudieron definir Jonathan Rodríguez y José Luis Cabrejos, quienes pese a esto lucharon cada balón y dejaron todo en el campo de juego.
Los “locales” que recurrieron a esta ciudad por las refacciones en su estadio, también mostraban un juego tranquilo y con poco vértigo, generando sólo una ocasión clara en el primer tiempo que su delantera definió de manera vergonzosa.
Durante la primera etapa ya se podía ver la desesperación de los dirigentes del Racing y los agresivos reclamos y amenazas a la terna arbitral que sólo tuvo fallas menores y para ambos equipos por igual.
En el complemento, las características del encuentro no variarían, los equipos luchaban por dominar las acciones pero la altura afectaba a los 22 equipistas, por lo que a medida que se agotaba el tiempo la desesperación en la banca local aumentaba y en su impotencia, buscaron justificar su mala actuación en el campo responsabilizando y agrediendo al juez Luis Reyes Mostacero a falta de 10 minutos para el término del encuentro. La oportuna intervención de los efectivos policiales impidió mayores actos de violencia, aunque el jugador carlista Eddy Pérez fue alcanzado por una piedra y tuvo un corte y sangrado, felizmente no de gravedad.
Sin garantías y con los propios jugadores locales incitando a la violencia de sus seguidores, el encuentro este se tuvo que suspender, aunque debemos destacar que la afición de Quiruvilca tuvo un excelente comportamiento y protegió a los jugadores trujillanos, señalando que los agresores son gente ajena a su ciudad que perjudica su imagen y altera la tranquilidad que caracteriza a su pueblo.
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